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Hace ya tres años, paseando por un pueblo de Teruel, me encontré una fuente con una placa que llamó mi atención “Agua conectada a red”.

Evidentemente aquella fuente no estaba conectada a Internet, ni mucho menos, pero no pude por menos que esbozar una sonrisa y pensar en el mundo conectado, el mundo del Internet de las Cosas. Un concepto presente en más de una tertulia con los colegas por aquella época, pero todavía en un estado que podríamos definir como embrionario.

El mundo TI se encaminaba y preparaba para el momento en el que el Internet de las Cosas se convirtiera en una realidad tangible, un momento en el cual la placa de aquella fuente cobraría el significado que se dibujó en mi mente nada más verla.

Esta semana se está celebrando en las Vegas el CES (Consumer Electronic Show), un encuentro anual que es considerado como la mayor Feria Electrónica de Consumo, el lugar donde se presentan los avances tecnológicos que veremos en los próximos 365 días.

Algunos de estos avances ya son vox populi desde hace algunas semanas. Novedades sorprendentes, evolución esperada de productos ya conocidos…
En cualquier caso, a nadie deja indiferente ver convertido en realidad cosas que hasta hace poco eran pura especulación, rumorología o simplemente el sueño del algún visionario.

Pantallas que se pueden enrollar, la alianza de Google y Ford para impulsar el coche sin conductor, los siguientes pasos del proyecto Tango (con el que Google y sus aliados trabajan en digitalizar la realidad y crear experiencias virtuales cada vez más sorprendentes) o los últimos avances en wearables, drones e impresoras 3D, son sólo algunas de las novedades que esta semana se están presentando en el CES, en una edición que este 2016 reúne a más de 3000 empresas.

Y, entre todas estas novedades, el Internet de las Cosas cobra fuerza, dejándonos ver un mundo altamente conectado que nos permitirá hacer la compra desde la nevera, manejar el horno desde nuestro Smartphone a través de conectividad Wifi, o controlar nuestro hogar desde el automóvil. A este respecto destacó el anuncio realizado este martes, sobre la alianza entre Ford y Amazón para conectar el automóvil con el hogar inteligente. Esto nos permitirá que se abra la puerta del garaje antes de llegar, que podamos controlar las luces, la calefacción o los sistemas de seguridad de la vivienda desde el automóvil.
La feria de Las Vegas presenta nuevos dispositivos de los que ya se está hablando mucho, como la ducha con cabezal inteligente que nos alerta sobre el consumo excesivo de agua o unas zapatillas conectadas a una aplicación que permite controlar la temperatura del pie.

En el primer día del CES el Internet de las Cosas (IoT) ha tenido una presencia destacable, con elementos tangibles, como por ejemplo un frigorífico presentado por Samsung con tres cámaras que realizan fotos de lo que hay en su interior cada vez que cerramos la puerta. Estas fotos son accesibles desde el Smartphone, de tal forma que podremos comprobar lo que nos falta en el frigorífico cuando estemos en el supermercado.

Por poner otro de los muchos ejemplos, LG ha presentado su nueva aspiradora en la gama CordZero, que sigue siendo una aspiradora robótica con diferentes sensores que detectan la suciedad, pero que ahora incluye la posibilidad, vía realidad aumentada, de indicarle desde nuestro Smartphone, donde queremos que centre la limpieza. Para ello la aspiradora utiliza tres cámaras que nos dan una visión en tiempo real de su trabajo y nos permite dirigirla desde nuestro Smartphone.

Cada vez se fabrican dispositivos más inteligentes, y el ritmo de crecimiento es exponencial. La empresa de tecnología Cisco prevé 50.000 millones de objetos conectados a la Red dentro de cuatro años.

Sin duda, a día de hoy podemos decir que el Internet de las Cosas no es sólo una tendencia, sino que es ya una realidad. Un gran avance que abre las puertas a infinidad de inventos que, sin duda, harán las delicias de muchos, y nos facilitarán la vida en muchos aspectos.

Sin embargo, no debemos pasar por alto que, en un mundo hiperconectado, la seguridad y la privacidad cobran cada vez más importancia. Lo estamos viviendo con Internet y las amenazas a la seguridad y la privacidad, los secuestros de datos, el robo de información,…

Debemos ser conscientes que todos estos avances requieren de un uso responsable y, al igual que nuestros padres y abuelos aprendieron a convivir con los automóviles en las calles y, crearon normas y elementos de seguridad que hasta entonces no habían sido necesarios, lo mismo es aplicable con este nuevo ecosistema en el que nos encontramos.

La ciberseguridad es una responsabilidad de todos, desde el fabricante hasta el consumidor pasando por todos los eslabones de la cadena, sin olvidar la necesidad de crear leyes y normas que regulen y defiendan los derechos y obligaciones de todos. Es además necesario fomentar el uso responsable y el desarrollo de medidas de seguridad que nos protejan.

Si no se toman precauciones, sino contamos con profesionales que gracias a una visión más amplia de la tecnología son capaces de integrar de forma adecuada todos estos dispositivos, podemos encontrarnos que todas estas ventajas se vuelvan en nuestra contra y se conviertan en inconvenientes.

Fuente: www.proconsi.com